Como cada año, esta etnia michoacana efectúa el 1 de febrero la magna celebración del Encendido del Fuego Nuevo, para dar inicio al Año Nuevo Purépecha. Auque no se tienen registros históricos que puedan marcar con exactitud el inicio de este culto en la época prehispánica, fue a partir de 1983 cuando este pueblo comenzó a retomarlo.
Orgullosa de sus raíces, la comunidad purépecha se apresta a celebrar, como cada 1 de febrero, la milenaria ceremonia del Fuego Nuevo (Kurhikuaeri K´uinchekua) para agradecer a la Madre Tierra (Nana Kuerajperi) los favores recibidos a lo largo del año.
Dicha tradición, a saber, marca el inicio del año para esta cultura indígena de Michoacán, según sus propios ciclos productivos de la tierra, y da paso a la revitalización y dignificación de sus tradiciones.
Aunque hoy se rige por el calendario gregoriano, esta etnia recuerda dicha efeméride. Anteriormente, el año de los purépecha estaba integrado por 18 meses de 20 días, de manera que el comienzo de un nuevo ciclo para esta etnia se registraba por estas fechas.
La celebración, indicó Patricia Terán Escobar, directora del Museo de Artes e Industrias Populares de Pátzcuaro, rememora que la comunidad purépecha proviene del fuego, porque es hija del Sol, su dios principal.
En el ambiente flota ya el olor a mole, corundas y aguacatas; las dos últimas, son bolas hervidas de masa del tamaño de un puño, alimento tradicional de las cuatro regiones en las que esta comunidad indígena divide Michoacán: Sierra, Cañada, Lacustre y Ciénega.
Esos aromas característicos se mezclan poco a poco con el olor a pólvora quemada de los cohetones, así como con las notas del son, el abejeño y la pirekua, géneros de la música purépecha que acompaña al fuego (kurhi o ch´upiri) hacia la comunidad de Nahuatzen, ubicada en la meseta, a 105 kilómetros al noroeste de Morelia, capital del estado, y que este año es sede de la festividad.
Aun cuando la ceremonia del Fuego Nuevo es la más representativa de este pueblo indígena, acotó la investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), ésta es de reflexión, más no religiosa ni política. Algunos de los objetivos, describió, son rescatar la memoria colectiva y todos aquellos elementos culturales del pasado, como la antigua tradición purépecha de transmitir en forma oral los conocimientos de una generación a otra.
Terán Escobar señaló que no se tienen registros históricos que puedan marcar con exactitud el inicio de este culto en la época prehispánica, fue a partir de 1983 cuando esta etnia comenzó a retomarlo.
Abundó que durante el encuentro, además de las ceremonias de presentación del fuego y su resguardo, se realizarán actividades culturales, artísticas y rituales. En ésta, por ejemplo, se practica como antaño la costumbre del trueque y se escucha a los purépecha hablar su lengua materna.
Por ser una celebración para recuperar los valores, puntualizó Patricia Terán, están prohibidos los estimulantes, como el alcohol; se cierra el paso a cualquier tema de tipo político o partidista, e incluso no se permite el ambulantaje, salvo de productos artesanales. Es, en suma, la celebración del orgullo purépecha.
Del inicio del Año Nuevo Purépecha
Como cada año, la noche del 1 de febrero y a lo largo de toda la madrugada del día 2, se realizará la magna celebración del Encendido del Fuego Nuevo para dar inicio al Año Nuevo Purépecha. Los pueblos se reunirán para intercambiar experiencias de cómo les fue el año que acaba de finalizar.
Las autoridades comunales son las encargadas de la organización, incluidas las medidas de seguridad a todos los visitantes. La semana de actividades inició el pasado 28 de enero, como se realizaba en la época prehispánica, con la Caminata por los Montes (Uanápekua), para transportar el Fuego Sagrado desde Conguripo a Nahuatzen.
En la actualidad, aseveró Patricia Terán, esta fiesta purépecha simboliza la unidad y el fortalecimiento de este pueblo indígena contemporáneo, al recuperar los ritos y demás elementos tradicionales que puedan ser útiles en los ámbitos cultural, social, espiritual y educativo.
A lo largo de la semana de actividades previas a la Ceremonia del Fuego Nuevo, resaltan los símbolos de estas comunidades, como son la bandera Purépecha (Anatsikukua), el Bastón Ceremonial y la Piedra Calendario (Mindaskuarheta), además de los emblemas mencionados con anterioridad.
Una vez encendido el Fuego Nuevo, los dirigentes purépecha rememoran su historia y ofrecen un mensaje basado en el pensamiento de sus antepasados, dando paso al Tiempo Nuevo. Los representantes de las cuatro regiones, entonces, comparten el fuego en trozos de ocote, para recibir la energía que otorga el elemento renovado.