El Rancho San Antonio es un verdadero representante del concepto “farm to table” sostenible. Nuestra visita al rancho nos condujo nuevamente al corazón de la producción de alimentos, en este rancho ubicado en el pintoresco municipio de Almoloya de Juárez, en el Estado de México. Desde la primera visita, quedó claro que este no es un lugar común; es un escenario en plena acción, donde la tierra y el trabajo conjunto se entrelazan para dar vida a una experiencia gastronómica única.
Con un respeto profundo por la naturaleza y una creatividad desbordante, los dueños y trabajadores de este rancho han establecido sistemas que guían cada etapa de la producción, desde la siembra hasta la mesa. La meta es clara: garantizar que cada bocado que llega al plato esté libre de cualquier sustancia nociva.
El día en el rancho comenzó con un desayuno que trajo consigo la autenticidad del campo. Huevos con quelites de la milpa, tortillas hechas a mano, panes caseros, quesos, frijoles y café de olla, adornados por el lujo de unas mimosas. La frescura y la simplicidad de los ingredientes resaltaron la importancia de la procedencia, mientras que los sabores evocaban una conexión profunda con la tierra.
La experiencia se enriqueció al adentrarnos en el entorno del rancho. Los campos se extendían bajo la influencia de la temporada de lluvias, creando un paisaje de matices verdes y plantas en crecimiento. En medio de esta abundancia natural, nos encontramos con un lienzo vivo de cultivos variados: maíz, frijoles, calabazas y una infinidad de quelites que se aprovechaban sabiamente.
El Rancho San Antonio, verdadero representante “farm to table” sostenible
En un invernadero equipado con tecnología de punta, se cultivaban hortalizas en armonía con las estaciones. Los jitomates y los chayotes eran testigos de esta visión sostenible. La diversidad también se manifestaba en vides que prometían un futuro con la posibilidad de convertirse en vino de calidad. Y las fresas, grandes y deliciosas, eran un testimonio tangible de la excelencia del cuidado y la dedicación.
Más allá de los campos y cultivos, el rancho albergaba a una variedad de ganado, cada uno tratado con dignidad y respeto. Prácticas de consumo local y enfoque en la sostenibilidad ilustraban la conciencia y la responsabilidad hacia el planeta. Las enormes piletas de lombricomposta, un fertilizante natural, reafirmaban el compromiso de cerrar el ciclo y minimizar el impacto ambiental.
La culminación de la experiencia nos llevó a un kiosco donde un festín aguardaba. Manjares preparados por el chef Cristian Muñoz del Restaurante Cenizo, íntimamente asociado a este concepto de “Farm to Table”, nos invitaban a explorar la riqueza de los ingredientes locales. Desde chicharrón con guacamole hasta conejo sazonado a la perfección y cocinado con maestría, cada platillo contaba una historia de conexión con la tierra y un homenaje a la tradición. La mayor sorpresa fue la barbacoa de ternera, en lugar del tradicional borrego. No es de extrañarse de un dedicado chef que busca innovar.
Entre mezcal y vino tinto, los sabores se entrelazaban en un maridaje perfecto, y el espíritu de compartir y servir a otros creaba una atmósfera de auténtica camaradería. El mariachi y el sonido de la lluvia acompañaron la sobremesa, consolidando la experiencia como un recuerdo cálido y perdurable. Nos invitaron a la granja para comprender mejor el restaurante y la creatividad de un joven chef y nos hicieron sentir parte de su proyecto.
El regreso a casa fue más que un viaje físico; fue un retorno a una comprensión más profunda de la comida. Cada bocado se convirtió en una narrativa que abarcaba la tierra, la pasión de los productores y la maestría del chef. En un mundo acelerado, el Rancho San Antonio nos recordó que la comida es un vínculo con la naturaleza y las raíces, una experiencia que nos conecta con la esencia misma de la vida. En un solo día, se recorrió un camino que lleva desde la tierra misma hasta el plato, y cada etapa de ese viaje dejó una impresión duradera.
Si bien, no es posible visitar el rancho, si es posible visitar la cocina de Cristian en el restaurante Cenizo donde se reafirma de manera contundente el poderoso concepto “farm to table”. A través de cada detalle, desde los ingredientes frescos y locales hasta la pasión y la dedicación de los productores y el talento del chef.
Dirección: Puerto de Palos 101, Residencial Colón y Col Ciprés, 50120 Toluca de Lerdo, Méx.
Más información: https://www.facebook.com/CenizoRestaurante/
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