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Réquiem: un cuento de hadas sobre la muerte, la vida y la eterna lucha entre ambas

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Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis
Por Tere Resa

Empiezo esta reseña con la oración católica en lengua latina que siempre se dice cuando los deudos están ante el cuerpo inerte de un ser querido. Hace un siglo se rezaba y se contrataban plañideras para que el velorio fuera lo más sentido posible. Se decía una misa de cuerpo presente, se enterraban a las personas en el panteón y se presentaban de negro y se guardaba el luto riguroso por un año.

La obra que hoy me ocupa se ubica en Europa, en la frontera entre Rusia y China. Se llaman estos pueblos Bubka, Durka y Bunka. En ella aparecen cinco seres vivos, tres fallecidas y dos ángeles de la muerte.

La obra es un poco complicada de entender para el espectador no entrenado, puesto que se lleva a cabo entre dos planos: el momento de la muerte y el desprendimiento del alma, y las horas posteriores. Es en este punto del tiempo donde se desarrolla la trama.

La historia nos la cuenta un hombre viudo, de oficio carpintero, fabricante de ataúdes. Debo advertirte que son varias las historias que se presentan a través de este narrador, y se dan saltos en el tiempo. Siempre acompañado del triste sonido del violín… y del recuerdo de la hija muerta. Es una obra en blanco y negro: luz y oscuridad: vida y muerte.

Réquiem junta tres cuentos del dramaturgo y cuentista ruso Antón Chejov. Estimado lector, al autor de El jardín de los cerezos y El tío Vania le interesaba mostrar el fracaso espiritual de una sociedad que se desmoronaba poco a poco y que le llevó a una revolución en 1905.

El dramaturgo Hanoch Levin tomó de Chejov la temática y la ubicó en un mundo sin fronteras: desde París hasta Shanghai. ¿Y por qué no desde Canadá hasta la Patagonia? La miseria humana se da en todas partes, pero no en todos los individuos. Los valores universales son los mismos; los que han cambiado son las personas. Me queda claro. No es problema de ahora.

Dirige esta obra Enrique Singer y lo acompañan Emoé de la Parra, Miguel Flores, Haydeé Boeto, Harif Ovalle, Arturo Reyes, Georgina Tábora, Rodolfo Nevárez, Paola Izquierdo, Alejandra Maldonado, Américo del Río y Carlos Orozco. Produce y traduce al español Moisés Zukerman; la escenografía está a cargo de Auda Caraza y Atenea Chávez; el vestuario es de Mario Marín; la música es del compositor Antonio Fernández Ros; la música en vivo corre a cargo de Oleg Gouk y Savarthasi Uribe.

Cabe aclarar que Réquiem ha ganado seis premios en Israel, que estuvo doce años en la cartelera teatral y que se ha presentado en varios países como Polonia, Inglaterra, Grecia, Alemania, Rumania, Estados Unidos, Hungría y China.

Ahora tenemos la oportunidad de que se presente esta gran obra y que el Teatro Cameri de Tel Aviv autorice la traducción a otro idioma y conceda los Derechos a México.

Esta obra se presenta del 17 de enero al 10 de febrero en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque todos los jueves y viernes a las 20:00 horas; los sábados, 19:00 horas; domingos, 18:00 horas.

El teatro se ubica en Av. Reforma y Campo Marte s/n, Ciudad de México. Boletos en taquilla y Ticketmaster.

Se recomienda esta obra para adolescentes y adultos por su complejidad en el tratamiento de la trama.