¿Quién no reconoce los primeros acordes de Nereidas, Juárez o No debió de Morir y Pulque para dos? Al parecer el danzón se aclimató muy bien en la Ciudad de México, pues forma parte de la memoria musical y emocional de miles de mexicanos.
Este ritmo concentra parte de la memoria musical y emocional de miles de mexicanos, como prueba de ellos están los grupos que lo practican en parques, plazas públicas, salones de baile y casas de la cultura que surgen de la sociedad civil y en eso radica su importancia.
México recibió de Cuba y de algunas otras naciones caribeñas distintas corrientes musicales, sobre todo desde fines del siglo XVIII y hasta el siglo XX.
El danzón proviene de una fusión de ritmos haitianos, como la contradanza inglesa (country dance) adoptada en Francia en el siglo XVII, y de cubanos de ascendencia africana, también de ritmos europeos aclimatados como el minueto, el rigodón, los lanceros y otros bailes del mismo origen.
Durante el siglo XIX en Cuba, la contradanza devino en la criolla y después en la “danza cubana”. En 1842 surgieron las primeras contradanzas cantadas, que luego se convirtieron en las famosas habaneras.
El primer danzón se atribuye al célebre músico de Matanzas, Miguel Faílde Pérez (1852-1921), y fue tocado por primera vez el 12 de agosto de 1879. Se llama Las alturas de Simpson, en referencia a un barrio matancero. También compuso otro titulado Cuba libre, abundó el especialista.
Muchos danzones cubanos llegaron a México a través de los puertos del Caribe y el Golfo de México durante la segunda mitad del siglo XIX; el primero de origen mexicano fue compuesto para piano por Juventino Rosas, en 1883, y se llamó Flores de Romana. Las primeras grabaciones datan de 1904: Danzones mexicanos y Danzones Veracruzanos, y fueron realizadas por el compositor y director de compañías bufo-cubanas Enrique Guerrero.
En México llegó para quedarse, siendo Almendra, de Abelardo Valdez, el más conocido y gustado.
Las danzoneras y orquestas más conocidas son: la Criolla Tropical, la de Juan Concha, de Absalón Pérez, de Tomás Ponce Reyes, de Gus Moreno, la Banda Víctor, la de Alberto Domínguez, de los Hermanos Márquez, de Ángel “Chino” Flores, de Emilio B. Rosado y Los Xochimilcas.
Sobre la forma de bailar el danzón, es más lento y variado que la danza y la contradanza. Las parejas bailan abrazadas prácticamente sin moverse de su sitio. Es un baile cadencioso, sencillo pero elegante en sus pasos, y tiene como característica muy particular que durante cada estribillo, después del primer tema, descansan los bailadores, abanicándose la mujer y secándose con el pañuelo el hombre, galanteando mientras tanto.
Fuente: INAH
Fotos: INAH Melitón Tapia